martes, 19 de julio de 2011

Flores

Miro por la rendija de atrás de mí
miro por abajo
y por el frente
me miro debajo de las uñas
me levanto el pelo

Entre las piernas
y en mis antebrazos
miro en las axilas

Me miro en el espejo
detrás de las rodillas
me miró a mí
miro toda la que soy
y es un pétalo
y una hoja
y otro pétalo

Pero no hay indicios
nadie ha visto todavía
ni escuchado
nada
acerca de las flores

lunes, 18 de julio de 2011

Si hay un barco
o un bote
o una balsa de madera
sobre el agua
nadie sabe qué es
lo que nos mantiene a flote
cada día más grande
cada minuto más ancho
cada río más
y más río
nadie sabe qué es
lo que nos mantiene a flote

lunes, 11 de julio de 2011

La otra pieza

Casi que Ana persigue una tempestad. Quiere el sabor de la furia, por lo menos gritarse en la calle. Que le diga que sí, y que no, o que le diga. Nadie se imaginaba que eso era posible, pero ella lo sabía de antes, Mario el bueno, Mario el humano, Mario el sensible, Mario el buen tipo. Casi que Ana persigue una tempestad, una furia, un desaire, que la deje o que le pegue, que la engañe, pero que pase algo.

Ya nadie le pregunta ¿cómo anda Mario?¿cómo están los chicos? ya nadie le pregunta nada, porque es obvio que está todo bien: bien, bien, Mario el buen padre, Mario divertido, Mario inteligente, qué tipo macanudo, además ayuda en la casa, jamás un problema tu marido, ¿no?. Y él sabe que Ana sabe. Y como es bueno, y macanudo, no se anima a hablar de los meses que hace ya que duerme en la otra pieza. Porque lo carcome la culpa, dice Ana. Bien cagón, a Mario con la culpa le alcanzó para mudarse a la otra pieza.

Casi, casi que Ana persigue una tempestad: que vuelva una noche borracho con ella, que vulva una noche borracho y llorando, que se emborrache, o que no vuelva. Pero Mario, buen tipo, vuelve a las ocho, apenas sale de trabajar y les cocina a los chicos y pone la ropa a lavar o la cuelga, y la llama para ver si ella trabaja o si viene a comer. Y mientras habla por teléfono para preguntarle, a Mario se le derriten las manos de aburrimiento.

Ana le dijo: ya lo sé, y yo tampoco. Y Mario se fue al quiosco, se fue al súper, se fue a lo de Jero, y cuando volvió ya se había olvidado. Ya había logrado sacarse de la cabeza el terror que le dio empezar de nuevo. Ana le volvió a decir y Mario se fue a la otra pieza. Y Ana se levanta todas las mañanas y le lleva una remera, y un pantalón, y el cepillo, y los libros, y de a poco la otra pieza tiene estantes, ropero, percheros, cajones, la otra pieza tiene música a la noche, tiene lámpara, la otra pieza tiene otro baño.

¿Mamá por qué papa duerme en la otra pieza? y Ana le dice que porque es más linda, aunque sabe que a Lucas le gusta más su pieza porque duerme con ella cuando se acuerda de que ahora papá duerme en otro lado. y Celina, grande que está ya, se queda en su pieza, y Ana no sabe cómo está porque Celina se quedó callada desde el día en que Mario se fue al kiosco y se fue al súper y se fue a lo de Jero y volvió lleno de culpa.

Celina no pregunta en la escuela, no pregunta en el facebook. No le pregunta a Mario ni a Ana. Celina se va a ir de viaje de egresados y Mario, que es bueno, Mario tan macanudo es el que eligieron todos para que los acompañe a Carlos Paz. Celina no le va a preguntar en el viaje  ni Mario le va a decir por qué ahora duerme en la otra pieza.

Casi, casi que Ana persigue una tempestad. Que Mario vuelva mareado, que vuelva sucio, que Mario se lastime, que Mario la extrañe o la engañe, que a Mario se le tiren encima las madres de los amigos de Celina. Ana le va a sacar los cuadros, y le va a sacar las toallas, Ana va a vender la ropa, va a pintar el cuarto. Ana va a esperar a Mario en la puerta, le va a dar un beso, le va a dar un abrazo, le va a explicar que no hay problema, yo tampoco te amo más, mi amor.

viernes, 8 de julio de 2011

Volver

Me asfixio
entre cerebros de fuego
van a contrapelo
y a contrareloj
 
Yo tengo dentro de mí
la última calma que me queda
agarrada entre los puños
 escapando
ya cansada a punto de partirse
de irse mi última calma

Hay tambores de un lado
hay tambores del otro
dos, tres, miles
debaten cambiar en mundo
allá y acullá

Yo tengo un mar y una pitada
yo estoy en un avión trayendo
mi última calma que se evapora

Tengo ganas de hallarme
o de perderme otra vez
para volver a saber cuáles eran
las cosas que están más adentro
 
Casi sin tiempo otra vez
casi de nuevo afuera de mí
hay que perderse
una vez, dos veces
para encontrarse

Entre cerebros de fuego
de nuevo a contrapelo
volver a ser yo
a contrareloj

Compasión

No te veo
no tenés ni un rostro
no olés a nada

me gusta, igual
abrir los ojos
tratar de mirarte
me gusta tu roce
aspirar para adentro
a ver si pasa

no tenés, mi amor
ni una palabra que me importe
pero igual
hablame de vos
que yo te escucho:

Contame cada cuánto, mi amor
querés mi mano
puedo ser un cronómetro
puedo mimarte cada veinte
o cada diez
puedo esperar, mi amor
miles de días

No hay temperatura
que se quede en mi cuerpo
no hay canción
no tengo nada de vos
en mis bolsillos
ningún objeto se parece
a lo que hiciste con él

pero puedo, si querés
abrazarte más fuerte
puedo dejar
mis cosas en tu casa
ocupar tu espacio
aprender tu nombre
si querés, mi amor
hasta puedo decirte que te quiero

Revés

Alguien de noche
mira el revés de las cosas
alguien gotea
se seca los párpados
corre veloz a la ventana
y mira

Puede verlo sin esfuerzo
puede tocarlo por adentro
sabe el color
sabe a qué hora
y en qué día
se paró el reloj del tiempo

Porque de noche
saca su pañuelo
limpia las ventanas
y mira el revés de las cosas

viernes, 1 de julio de 2011

Idéntica

Saco de mi lo que no es mío
busco mis propias cicatrices
y las otras se apagan

quiero ir al museo
porque ese lugar no es mío
no tengo ahí mi vida entera
no tengo ahí mi cautiverio

Voy a desgarrar mi propia voz
hago de mi nombre mi nombre
y no busco más identidad que la mía

Saco las piedras de mis bolsillos
y lavo mi ropa del uso de los otros

Si te caés, gigantesco, yo no te levanto
seguí camino por la senda tuya
recibí tus tiros y tus flores sin mi valla
si te caés, pequeñita, no me llames
crecé de vos la furia de la madre

Saco de mi lo que no es mío
no tengo barrotes
no tengo traidores
saco de mi lo que no es mío
no tengo peso
y respiro